De buena mañana, Michael recoge pelotas en un campo de Golf de Madrid. Desde lejos, Nacho, su persona de apoyo, le va diciendo la mejor forma de hacerlo, sin participar más allá de esas orientaciones.
Victor desembala cajas con ayuda de unas pegatinas que le ayudan a seguir cada paso: cortar la cinta adhesiva, aplastar la caja y colocarla. Su persona de apoyo le señala las pegatinas para que se fije en esos pasos, pero todo lo hace Victor, desde que llega la caja hasta que está apilada en el montón.
Como cada semana, Alex va a hacer la compra al supermercado. Su persona de apoyo empuja su silla y le ofrece todas las opciones para que él elija qué producto le gusta más. Luego le ayuda a cogerlos y soltarlos en su bolsa de la compra.
Vero asiste a un taller de cocina, en donde van guiándole para que ella misma vaya montando lonchas de queso y jamón york sobre papel de horno antes de cocinarlo todo.
Paqui ayuda a Álvaro a lavar sus manos antes de comer. Le va contando los pasos a seguir, preguntándole qué tiene que hacer en cada uno de ellos. Gracias a este apoyo de su madre, Álvaro se moja las manos, se enjabona, las frota, las aclara y finalmente las seca.
Ramón disfruta como nadie corriendo por el parque. Tiene un apoyo para calentar sus músculos y pautar su entrenamiento para impedir que pueda lesionarse. Esta persona le pregunta que debe ir haciendo hasta que llega el momento que más le gusta: lanzarse a la pista a correr.
Todos estos profesionales de apoyo saben que la mayoría de las veces no se trata de hacer las cosas, sino que la clave está en cómo se hacen: para muchas personas con grandes necesidades de apoyo es la diferencia entre la inclusión y la exclusión, entre decidir y que decidan por ellas, entre participar o permanecer pasivas.